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Oswaldo Bolo: “Durante muchos años, Quilca a estado asociado a punkys, grupos poetas, toda una obra medio mística”

Desde el espacio cultural hasta los problemas de formalidad, el comunicador y magister en comunicaciones comenta al respecto de la situación de los libreros de Amazonas y Quilca, durante la pandemia por la COVID-19.

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El Comunicador Social, investigador y Magíster en estudios culturales, licenciado por la UNMSM, y magistrado por la PUCP, a través de una entrevista por meet para ZOMOZ, nos da a conocer y recordar la importancia de estos lugares.

“Quilca y Amazonas, son espacios vitales, medulares, del circuito cultural limeño, porque se han convertido con el tiempo en espacios donde encuentras los libros a precios más baratos, de lo que podría encontrarse en librerías más oficiales. Hay mucha variedad en reventa”, expresa.

De hecho, estos lugares son importantes para la comunidad de lectores y estudiosos que buscan algo ideal como: bueno, bonito y barato. Estos circuitos de lecturas engloban también sus nichos culturales, mundos, grupos que tiran a los underground. “Durante muchos años, Quilca a estado asociado a punkys, grupos poetas, toda una obra medio mística. (..) Hay toda una simbología que se le ha asociado”, finaliza.

Pero más allá de la belleza de conexiones que engloban estos recintos, hay un problema de fondo, ligado a la burocracia y a la dificultad de la mayoría de los negocios pequeños enfrenta. “Muchos de los vendedores también están en el rubo de la informalidad, eso también es un problema para el ministerio, ¿cómo apoyo a estas personas si no están formalizadas”, puntualiza. De hecho, cada concurso, bono o programa requiere de papeleo y formalidad, requisitos que muchos de estos lugares no cumplen. Añadiendo también, el hecho de la virtualidad, en que los programas exigen trámites online. Si los vendedores cumplen los requisitos, mucho de ellos no manejan bien la tramitación virtual.

A esto también se suma la problemática de la organización, especialmente en Quilca. “Al estar desorganizados, atomizados, no se permiten competir con las grandes librerías que, si cuentan con el sustento, la experiencia para postular allí. Sinceramente los fondos los están recibiendo gente que quizás ya tienen sus librerías consolidadas, son librerías que no necesitan, que tienen dinero, un buen catálogo, están surtidas”, explica. Lo cuál es correcto, son librerías como Íbero, Communitas, Crisol, entre otras que han podido acceder a los concursos y bonos. Mientras que los libreros de Amazonas y Quilca expresan dificultades para ello.

“También tiene que ver con una desorganización de los propios libreros, obviamente el estado no ha ayudado mucho, pero es también una cuestión de ellos que no han sabido hacerle frente a esta situación”, no dejando de lado el rol del estado, nos comenta el magister sobre las responsabilidades de nuestro gobierno. “El estado no ha sabido como llegar a estas personas -los libreros-, porque si bien es cierto han ofrecido los financiamientos y todo, muchas de estas personas no saben usar bien la computadora, cómo los van a pedir subir formularios y más cosas”.

Ambos lados, ambos lugares, el estado y las librerías resultan responsables de la situación a la que se enfrenta. Lo que se espera de hecho, es que Amazonas y Quilca, sigan el camino de la virtualización y logren sobrevivir. No habría un reemplazo, del PDF por el libro, quizás un relego hacia espacios más privados. Pero los libros, y los libreros seguirán en presentes en la vida de los limeños.

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